La esterilidad en los tiempos de Hannah era considerada una humillación y una vergüenza, pues se exaltaba la fecundidad como una bendición de Dios. Y ella padecía de esterilidad.
Ana era la esposa de Elcana, pero su otra esposa fue muy fecunda y por ello la agredía. Hasta que Aná clamó fervorosamente a Jehová para ser madre, poniendo su decisión de entregar al hijo que le naciera como su servidor.
El sacerdote Elí la vio orar y pensó que Ana estaba borracha, pero cuando ella se explicó le dijo: Ve en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido de Él, como está escrito en 1 de Samuel 1:17.
Al retornar a Shiloh con su esposo, Ana quedó embarazada y al nacer Samuel lo entregó al sacerdote Elí, tal y como se lo había prometido al Eterno.
Entonces pronunció el maravilloso Cántico que lleva su nombre y que puede leerse en 1 de Samuel 2:1-10. Este Cántico es comparado con el Magnificat de María, que está registrado en el Evangelio de Lucas 1:46-55.
En su Cántico Ana revela por primer vez en la Biblia al Ungido, que traducido del hebreo al español significa Mesías.
Diego Acosta