Lucas junto con Pablo son los dos grandes hombres que aportaron al Nuevo Testamento. Pablo nació en Tarso que fue la capital de la provincia romana de Cilicia, creada por Pompeyo tras la reorganización del imperio en el año 66 a.C.
Tarso fue una ciudad próspera en lo económico y relevante en lo cultural, tanto que se la compara con Atenas y Alejandría, foco del helenismo griego. En la actualidad la ciudad turca de Cumhuriyet Alani está encima de sus ruinas.
Pablo tenía profundas raíces judías, estudió con Gamaliel uno de los grandes maestros del Antiguo Testamento. Hablaba el griego, el arameo y el hebreo como idioma del A.T. Fue también un acérrimo enemigo de los cristianos hasta su encuentro con Cristo que significó su conversión.
Sus Cartas son un aporte doctrinario fundamental para la conciencia de los cristianos, fundamentando la justificación por la fe y la profunda relación con Cristo. Especialmente la dirigida a los Romanos, donde establece la perpetuación y la transferencia del pecado de Adán y la seguridad de la Salvación.
La vida del Apóstol ejemplar, hasta en detalles como el de ejercer una profesión para sustentarse y no ser carga para la Iglesia, nos sirve como modelo de hombre de Dios, en lo personal y en el servicio al Evangelio.
Diego Acosta