DEVOCIONAL
Un simple hecho, puede alterar nuestros comportamientos y hacernos olvidar lo sustancial.
Esta reflexión se origina en un episodio que en un principio tuvo mucho de casual, pero que en su momento me alteró y preocupó.
Tanto que tuvo que ser el Espíritu, quién me hiciera volver a la realidad y recordar que siendo hijo de Dios, no podía comportarme de esa manera.
Era necesario reaccionar!
Tengo conciencia de que todo lo que me ocurre está bajo la Soberana Voluntad del Eterno, por tanto cada actitud que adopte tiene que reflejar mi obediencia y mi fidelidad.
Pero, si no consigo reaccionar ante un hecho más o menos trivial, cómo tendré una responsabilidad mayor en mi parte de la extensión del Reino?
Como podré afrontar cuestiones verdaderamente importantes, sino soy capaz de obrar ante lo pequeño o circunstancial?
En definitiva, es necesario que aprenda a obrar como hijo de Dios, no como un hombre temeroso ante otros poderes nefastos. Teniendo como tengo la certeza, que no hay Poder mayor que el del Altísimo!
Jeremías 10:6
No hay semejante a ti,
oh Jehová;
grande eres tú,
y grande tu nombre en poderío.
Jeremias 10:6
Ninguém há semelhante a ti,
ó Senhor;
tu és grande,
e grande é o teu nome em força.
Diego Acosta / Neide Ferreira