Hay algunos pasajes de la Biblia que producen un estremecimiento profundo, al considerar el valor que tienen algunas palabras.
En el diálogo entre Samuel y Saúl, el profeta le anuncia que ha sido desechado por Jehová, del mismo modo que antes el rey había rechazado al Eterno.
Tratando de asimilar el significado de este anuncio, he pensado en mi relación con Dios y también me he apenado por quienes en algún momento de su vida, lo rechazaron.
Es muy triste pensar en algunas personas que de una manera absolutamente racional y libre de cualquier cosa que no sea su propia decisión, rechazan al Creador, llegando en algunos casos a negar su existencia.
Que será de quienes niegan o rechazan a Dios?
La respuesta tiene miles de años y se la proporcionó Samuel a Saúl: Por haber rechazado a Jehová, ÉL te ha rechazado.
La soberbia y la prepotencia nos pueden llevar a hacer manifestaciones tremendas y de las que no hay vuelta atrás.
Si rechazamos a Dios, ÉL nos rechazará!
No hay argumentos posibles para tratar de cambiar la situación, como no los tuvo Saúl ante el profeta, que se negó a volver con el rey que había sido desechado.
En este momento hagamos un alto para reflexionar sobre esta cuestión tan grave y definitiva. Hagamos un alto y pensemos en lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.
Oremos en primer lugar por nosotros mismos y luego oremos por nuestros amados, por los países, por las personas, por los gobernantes.
Oremos clamando por Misericordia, para no ser rechazados nunca por el Señor.
1 Samuel 15:23
Diego Acosta / Neide Ferreira