RELATIVO?

epa02870618 A Nepalese street child sleeps on Thamel street in Kathmandu, Nepal, 18 August 2011. According to Child Workers in Nepal Concerned Centre (CWIN), there are 8,000 to 9,000 street children in the Nepalese capital of Kathmandu and every year around 500 children land in the streets of Kathmandu coming from different districts of Nepal with the hope to find a better future.  EPA/NARENDRA SHRESTHA


Cada día más podemos comprobar cómo en el mundo todo se ha relativizado, argumento fundamental para la permisividad.

Lo que antes era una norma de conducta inalterable, se ha transformado a causa del relativismo, en algo obsoleto, fuera de tiempo e incluso fuera de lugar.

Lo que era considerado como algo malo, ahora podemos llegar a entender que quizás no lo sea tanto y que podemos estar exagerando en ese tema.

Lo mismo ocurre con otros valores que hace un tiempo eran terminantes y que ahora se han transformado en auténticas piezas de museo.

Ahora frente a cualquier hecho, circunstancia, comportamiento o cosa, todo se lo relativiza.

El gradualismo se impone como una norma y lo que antes nos hubiera hecho reflexionar, ahora simplemente lo tomamos como una antigüedad que se enfrenta a la modernidad.

Entonces podemos fácilmente confundir progresismo con lo que está fuera de toda norma, pero como es simpático o agradable, sencillamente lo toleramos.

Esta dramática forma de comportarnos hace que todo pueda ser justificado, con buenas razones o sin ellas, lo importante es tolerar y no ser categórico.

En estos casos me viene a la Memoria lo que Jesús le transmitió a Juan en Apocalipsis, cuando habló de la iglesia de Laodicea.

Qué bueno que fuéramos hombres y mujeres comprometidos con la Verdad, sin relativismos ni justificaciones.

Y Jesús dijo, que bueno que fuéramos fríos de todo lo relacionado con Dios. Tanto en un caso como en otro, seríamos precisos y no relativos.

Pero lo peor de todo es no ser nada, ni caliente ni frío. Un ser humano así, no sirve para nada. Con perdón…

Apocalipsis 3:15

Diego Acosta / Neide Ferreira

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