Hay quienes niegan a Dios, niegan su existencia y por tanto niegan su Creación. Pero sorprendentemente hay quienes reniegan…de Dios. Es un paso más profundo en su rotunda oposición al Creador de todas las cosas.
Renegar no es solo oponerse, renegar es llegar hasta límites insospechados en contra de alguien, incluso sin dar el paso de cambiar a Dios por otra religión. Tal es el grado de resistencia hacia el Eterno.
Esa fue la actitud de una señora que con la Biblia en la mano discutía en un mercadillo un domingo por la mañana. Tan exaltada estaba que escuchamos su alto tono de voz y no pudimos hacer menos que acercarnos hasta donde estaban.
Un señor que participaba del mercadillo vendiendo libros y revistas usados, intentaba calmarla y a la vez explicarle algunos pasajes que la mujer exhibía como cargos contra Dios. Sin embargo no había razones para la mujer.
Una y otra vez acusaba al vendedor de haber sido tan incauto de creer lo que estaba escrito en la Biblia, en ligar de renegar de ella y de Dios. El vendedor siempre tratando de apaciguarla le decía que creer en Dios es un acto de fe y que él la tenía.
Finalmente la mujer terminó la discusión arrojando con violencia la Biblia sobre los libros que estaban expuestos. El vendedor a pesar del daño que le había causado, se ofreció a orar por ella. La mujer reaccionó más violentamente todavía y le prohibió que hiciera nada.
Con profunda tristeza el vendedor y yo oramos por ella, clamando por la Misericordia de quién había sido negado de tan mala manera.
Salmo 107:11-12
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira