Una de las cuestiones más difíciles de comprender para quienes nos llamamos hijos de Dios, es precisamente como se concreta nuestra relación con el Padre.
El profeta Daniel vivió una impresionante experiencia con el Eterno, a partir de que sus oraciones fueron escuchadas y contestadas a través de un hecho excepcional como fue la presencia del Ángel Gabriel.
Tal vez muchos de nosotros podamos llegar a pensar que este tremendo episodio que nos revela la Biblia, es único e irrepetible. Y probablemente sea así, único e irrepetible, pero nos deja una gran enseñanza.
Daniel estuvo tres semanas aguardando una respuesta del Eterno, pero la demora estaba plenamente justificada como el propio Ángel Gabriel le manifestó. Tenía que luchar contra la maldad del enemigo.
Esto nos debería hacer reflexionar que cada vez que oramos y clamamos por ayuda al Señor, siempre la tendremos en el momento y por supuesto en el tiempo perfecto, como son todas las cosas del Supremo.
Dios siempre nos escucha y está dispuesto a respondernos, todo depende de la naturaleza de la situación y de lo que hayamos pedido.
Que Padre no escucharía un pedido de su Hijo?
Máxime cuando se trata de situaciones difíciles como las que enfrentaba el profeta Daniel en su relación con Ciro el Rey de Persia.
No claudiquemos ni nos entreguemos a la apatía ni a la amargura. Siempre tendremos respuestas del Señor. Siempre. En la hora adecuada. Ni antes ni después!
Daniel 10:12
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira