Jehová estableció una serie de requisitos a Israel, antes de tener la posibilidad de acogerse a las bendiciones prometidas.
Uno de los requisitos que estableció el Eterno es que los israelíes serían limpiados, para que pudieran volver a la Tierra Prometida.
Serían limpiados de todos sus pecados, les daría un nuevo corazón y una nueva actitud para que pudieran adorar al Todopoderoso de Israel.
Este impresionante pasaje que podemos leer en el Libro de Ezequiel, revela la importancia que tiene para el Soberano, que estemos verdaderamente limpios en su presencia.
Esa limpieza no solo está referida a la higiene física, sino a aquella otra que solamente ÉL puede ver porque es la limpieza de nuestro corazón.
Estas palabras puestas en boca del Profeta, nos deben hacer reflexionar acerca de cómo es nuestra vida, como estamos de limpios y como está nuestro corazón.
Seguramente, como me ocurrió en esa mirada hacia el interior, el Señor tendrá que restaurar mi corazón de piedra para ponerme un nuevo corazón de carne.
Esto significa la muerte física?
Significa que ese corazón de piedra debe ser cambiado por uno nuevo, que sea sensible a las necesidades del prójimo para que pueda derramar el Amor que he recibido del Supremo.
Siempre he creído que si no somos capaces de renovar nuestro corazón, nunca podremos renovar nuestra mente, porque los pensamientos prevalecerán sobre lo que Dios nos manda.
Si quiero ser limpio debo confesar mis pecados y debo confesar con mi boca el intenso deseo de ser Restaurado para poder ser realmente un hombre nuevo en Jesús.
Oremos por ello! Oremos por la Restauración!
Ezequiel 36:26
Diego Acosta / Neide Ferreira