RUIDO

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Uno de los grandes problemas de los conglomerados humanos es el ruido, que conspira contra el descanso y en definitiva contra la salud.

Pero hay otra clase de ruido que me preocupa y que creo nos debería preocupar mucho más. Es el ruido del aturdimiento en el que vivo y en el que vivimos.

Pareciera que necesitamos ocupar nuestra capacidad auditiva cada vez con más estridencias, para no dejarnos ni un minuto de tranquilidad.

Me pregunto: Para qué vivo de esta manera?

Y tal vez deberíamos preguntarnos: Por qué vivimos así?

Es muy probable que las respuestas nos desagraden profundamente!

Tengo la impresión que en la alocada búsqueda de sensaciones, nos aturdimos para no percibir nada que nos pueda disgustar.

Así es como muchas veces dudo sobre cuál es el verdadero sentido de buscar tanto el ruido desaforado, incluso aquel que atenta contra el propio organismo.

Los especialistas dirían que estamos padeciendo contaminación auditiva, cuando en realidad, no es que la padezcamos, sino que la buscamos.

Tratando de ser honesto conmigo mismo, creo que esta manera de vivir tiene como único objetivo, no permitirnos un solo momento de silencio.El silencio supone en la mayoría de los casos, la soledad!

En algunas ocasiones tener un momento de calma nos puede llevar a algunas conclusiones sorprendentes. Una de ellas, es pensar cuánto hace que no le dedicamos un minuto especial a nuestro Dios.

Tal vez por eso que buscamos el ruido, para evitar que nos pueda hablar con el suave susurro del Espíritu y entonces escuchar, lo que no deseamos.

Lamentaciones 3:26

Diego Acosta / Neide Ferreira

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