Israel conmemora la creación del Estado con una doble celebración: Según el calendario hebreo y según el calendario gregoriano, por el que nos regimos la mayoría de los países del mundo occidental.
La celebración por el calendario hebreo, tiene a su vez una doble significación. El día anterior, se recuerda a más de 24 mil personas que inmolaron sus vidas por la Nación.
Al día siguiente las familias se reúnen en parques y paseos para participar de celebraciones que ponen de manifiesto la necesidad de conservar la identidad y la fraternidad entre el pueblo y sus hombres de armas.
El 14 de mayo, Israel celebra una ceremonia oficial que recuerda la declaración que determinó la creación del Estado. Solamente un día después en 1948, los enemigos de Israel representados por la Liga Árabe iniciarían la primera de las guerras que debió soportar la nueva Nación.
Los textos bíblicos que hablan de la nación hebrea nos deben llevar a la reflexión acerca del cuidado y la protección que Dios ha dispensado a su Pueblo a lo largo de la historia.
En estos días tan especiales en los que se recuerda la determinación de un grupo de hombres para enfrentar a fuerzas hostiles asombrosamente superiores, es importante hacer un llamado a la reflexión.
Quienes nos llamamos creyentes o hijos de Dios, tratamos el tema de Israel con una cierta actitud de benignidad no exenta de una tibieza que no se corresponde con nuestra condición de coherederos de las promesas hechas a Abraham.
Debemos recordar que por lo menos hay dos hechos significativos que se relacionan directamente con el fin de los tiempos, de los que habló Jesús en su ministerio terrenal.
Uno es la propia creación del Estado de Israel luego de casi dos mil años de diáspora, persecuciones y muertes y la otra es que desde 1.967 Jerusalén es indivisa y está bajo autoridad hebrea.
Estos dos hechos marcan con rotundidad que los tiempos bíblicos comienzan a cumplirse y por tanto tenemos el privilegio de ser partícipes de ellos.
Las continuas amenazas contra Israel que se manifiesta en la intención de hacer desaparecer su memoria, deben responderse con nuestro apoyo sin tibiezas ni coartadas dialécticas.
Diego Acosta García