SÉPTIMO MILENIO: 775 AÑOS DE BERLÍN

Por la intensidad de su historia cuesta trabajo imaginar que la Capital de Alemania tenga solamente 775 años.  Su protagonismo en la vida del país y del mundo es tan relevante que resulta más difícil establecer la relación importancia-años.
Lo cierto es que desde la primitiva presencia de tribus eslavas alrededor del año 600 hasta el momento en que alrededor de 1.230 los Margraves Johann y Otto III le concedieran el título de ciudad, la región cenagosa en la que se asentaba fue escenario de migraciones e inmigraciones diversas.
El núcleo de población que recibió el título de ciudad se ubicaba en torno a Mühlendamm, que era el centro de las ciudades de Cölln y Berlín, que luego darían lugar a la actual capital de la República Federal.
Sin embargo hay quienes sostienen que la verdadera fecha de fundación de la ciudad es la de 1.237, año en que una fortaleza militar que actuaba como protección de las fronteras se convierte en el eje de la vida de la población.
Las luchas por el poder son continuas y terminarían cuando el Concilio de Constanza en 1415 nombra elector de Brandeburgo a Federico VI, quién luego sería nombrado con el mismo cargo por el Parlamento de Brandeburgo.
Desde entonces Berlín fue escenario de disputas que finalmente la llevaron a una notoria decadencia, viviendo la cruenta Guerra de los 30 años y agravada su situación por la peste que azotó a la población. Alrededor de 1.600 Berlín tenía solamente 12.000 habitantes.
Alrededor de 40 años más tarde el elector Federico Guillermo iniciaría el resurgimiento de la ciudad con obras públicas, con la activación del comercio y permitiendo que grupos de diferentes religiones se asentaran en Berlín, entre ellos los judíos.
También se permitió el asentamiento de otras comunidades religiosas perseguidas, como los Hugonotes que llegaron de Francia. Federico Guillermo es conocido como el Gran Elector y su hijo Federico III, continuó su obra, alentando la creación de las Academias de Artes y de Ciencia.
La historia de la ciudad tuvo un impulso en otra dirección, cuando un elector se coronó Rey de Prusia, introduciendo sus gustos afrancesados y ostentosos. A este rey le sucedió Federico Guillermo I, quién entre 1713 y 1740, impuso la austeridad propia del carácter de Prusia.
Federico II, conocido como el Grande o el Viejo Fritz, tuvo la visión de alentar los valores de laboriosidad y austeridad de la sociedad y logró hacer de Berlín una de las grandes ciudades de Europa, junto con Londres y París.
Los movimientos culturales que se alentaron en la ciudad, no fueron afectados por la invasión y conquista por las fuerzas de Napoleón el 27 de octubre de 1806. A partir de la derrota de los franceses, Berlín se desarrolló y pasó a vivir sus grandes tiempos de esplendor.
Seguirían etapas de gran crecimiento industrial y sus consiguientes problemas sociales, que originaron convulsiones en el ámbito político y en 1871 Berlín adquiere la condición de capital del Imperio, con su Emperador Guillermo I.
Berlín alcanza grandes niveles de desarrollo debido a las innovaciones técnicas, pero también comienza a sufrir la falta de mejoras en las condiciones de vida de los miles de trabajadores de sus nuevas fábricas. Berlín tenía en los inicios del siglo XX casi dos millones de habitantes.
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, Berlín nuevamente se convierte en un centro cultural de primer orden. Luego de varios años de esplendor, llega la Gran Depresión en Estados Unidos y el ascenso al poder de Hitler en 1933.
El largo proceso del nazismo terminó el 30 de Abril de 1945, cuando Alemania se rindió a los Aliados. Berlín había sido destruida en sus dos terceras partes y su población de casi 4 millones y medio de habitantes, había sufrido sensibles pérdidas.
De los 82 mil judíos que vivían en la capital, solamente sobrevivieron 7.247, un número dramático que sintetiza el drama vivido por su pueblo. Al drama de la destrucción seguiría el de la división de Berlín.
El bloqueo de la ciudad impuesto por los soviéticos originó el mayor puente aéreo de la historia, que se prolongó hasta el 12 de mayo de 1949. La promulgación de las dos Repúblicas, la Federal y la Democrática bajo dominio ruso, finalmente generó el Muro de Berlín.
Fue la forma en que los comunistas trataron de impedir que la población bajo su control, pudiera huir hacia el sector Occidental. El muro comenzó a construirse el 13 de agosto de 1961.
Luego de años de penurias y también de continuas negociaciones entre los dos sectores, el primer ministro ruso Mikail GorBachov, dispuso el 9 de noviembre de 1989, la apertura del muro.
Cinco días más tarde, el 14 de noviembre de 1989, considerado el día de la Reunificación se abrieron otros pasos. Finalmente la negra historia del Muro concluyó el 28 de Diciembre de 1989. Berlín volvía a ser libre.
Esta no pretende ser una historia de Berlín. Solamente pretende ser un resumen de la capacidad ejemplar de una ciudad de superar una y otra vez las difíciles situaciones que le imprimieron su carácter y que la colocan en un lugar preeminente en el mundo.

Press SM – Diego Acosta García

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