Bruselas es la ciudad donde el antisemitismo concretó su última matanza. Por lo menos tres personas fueron muertas en el Museo Judío de la capital sede de varios altos organismos de la Unión Europea.
Mientras se investiga lo ocurrido, como siempre llama poderosamente la atención la falta de condenas explícitas de este atentado que convierte en realidad lo que se viene denunciando sobre el antisemitismo.
Esta sorprendente falta de condena alcanza también a quienes nos llamamos hijos de Dios y coherederos de las promesas del Eterno a su Pueblo. Muchos títulos y poca coherencia a la hora de hacerlos efectivos.
En este domingo: En cuantos cultos se hablará y se repudiará el atentado de ayer en Bélgica? Quienes tendrán palabras de solidaridad con el pueblo judío? Quienes optarán por un discreto silencio?
Lo concreto es que cada omisión tiene su responsable y a cada uno le será reclamado aquello que haya hecho o haya dejado de hacer. Esta inmutable verdad sobre el Juicio nos alcanza a todos. A los que hablamos y a los que callamos.
Hasta cuando la hipócrita actitud de no caer en la conducta judaizante? Hasta cuando nos esconderemos tras esta falacia de no ser judaizantes? En todo caso, que tiene de malo ser judaizante si se trata de ser solidarios con el Pueblo de Dios?
Oremos por Israel!
Oremos por quienes optan por el silencio cómplice!
Diego Acosta