Uno de los países más importantes del mundo está viviendo acontecimientos que seguramente se convertirán en una referencia para las generaciones futuras.
Lo que comenzó como una protesta por un aumento en el precio del transporte público derivó en una cuestión mucho más trascendente: La lucha contra la corrupción.
Es evidente que esta cuestión estaba latente en la conciencia de un país que además de ser una de las primeras economías del mundo, es también un país que puede exhibir un singular éxito contra la pobreza.
Pero Brasil es además uno de los países con mayor número de evangélicos de todo el continente americano y esta situación también representa una doble responsabilidad.
La de ser una parte relevante de la sociedad y la de acompañar a esa sociedad en su lucha contra la corrupción que es materia esencial en la Palabra de Dios.
En esta hora tan singular en la vida de Brasil debemos orar para que el Pueblo de Dios ocupe el lugar que le corresponde y sea parte también de este nuevo capítulo que se está escribiendo.
Con la oración podemos acompañar a quienes aspiran a vivir en un país mejor, porque siempre será mejor un país donde la lucha contra la corrupción sea una forma de entender la enseñanza del Señor.
Diego Acosta García