SÉPTIMO MILENIO: LA PRIMAVERA ÁRABE Y EL ACOSO A LAS MUJERES EN EGIPTO

Con inocultable preocupación las minorías religiosas y los partidos seculares advierten en progresivo incremento de la llamada ley “sharia” o musulmana en el país.
La reciente modificación de la Constitución tiene elementos que pueden permitir el establecimiento de lo que podría denominarse un “califato islámico”.
Un predicador dijo en televisión que el espejo en el que debe mirarse Egipto es el de Arabia Saudí, donde recientemente fue decapitada una mujer en virtud de la aplicación de la ley “sharia”.
Dijo Hisham el-Ashry que le preguntaron que si llegara al poder dejaría que las mujeres cristianas no usaran velo. La respuesta fue: Si quieren ser violadas en la calle, entonces pueden.
Continuando con su predicación dijo que para que Egipto sea plenamente islámico el alcohol debería ser prohibido y todas las mujeres deben ir cubiertas.
El Gran Mufti máxima autoridad islamita en Egipto dijo que esas declaraciones pretenden desestabilizar aún más lo que ya es una situación tensa.
Por su parte los Hermanos Musulmanes que respaldan al Presidente declararon: La promoción de la virtud y prevención del vicio es de la competencia de las autoridades y no de los individuos o grupos.
El Centro Egipcio por los Derechos de las Mujeres y otro organismo dependiente de las Naciones Unidas, pusieron de manifiesto que casi la mitad de las egipcias declara sufrir acoso sexual de manera diaria.
Un 83 por ciento de las mujeres ha declarado que lo ha experimentado alguna vez en su vida. La gravedad de las estadísticas se comprende cuando se cita que el 98 por ciento de las mujeres extranjeras que viven en El Cairo, han sido acosadas. Esto supone también una creciente preocupación por el turismo ya que podría ser motivo de que muchas mujeres abandonaran su intención de visitar el país, ante el peligro que supondría el acoso sexual.
Una representante de los organismos de los derechos de la mujer, declaró que el acoso cuenta con un alto grado de aceptación social y por lo tanto de impunidad, ya que se lo considera una demostración de hombría.
Si las mujeres recurrieran a la policía los resultados serían casi contraproducentes, porque los informes señalan a los agentes como uno de los colectivos más propensos al acoso.
Esta es la cruda realidad de aquello que con ingenuidad o con ignorancia se celebró como la “primavera árabe” y que está dejando en Egipto preocupantes señales de todo lo contrario.

Fuentes: Libertad Digital – España / Reuters – Reino Unido
Press SM – Diego Acosta García

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