Algunos días después de la brutal matanza de casi 150 estudiantes cristianos, persisten las dudas sobre la reapertura de la Universidad de Garissa.
El accionar de los terroristas musulmanes, pudo haber sido favorecido por la lentitud de la reacción de las fuerzas policiales, cuya gestión está siendo cuestionada.
La sabana subdesértica frecuentada por el turismo, está ahora impregnada del dolor, el miedo y la frustración, además del hecho de la proximidad con Somalía lo que facilita la acción de los terroristas musulmanes.
Los evangélicos de la zona padecen la sensación de inseguridad, a pesar de que algunos de sus templos están siendo vigilados por efectivos policiales armados.
Los creyentes en el norte de Kenia son una ínfima minoría, por lo que están más expuestos al accionar de los yihadistas musulmanes.
Uno de los atacantes de los estudiantes cristianos en la Universidad de Garissa ha sido identificado como Abdirahim Mohammed Abdoullahi, diplomado en derecho en Nairobi.
Desde el gobierno se insiste con la idea de que el norte de Kenia no sea un escenario de una guerra confesional, entre los musulmanes y la comunidad cristiana, que está en franca minoría en la región.
La cuestión ahora es evitar la repetición de la brutal matanza que se extendió casi durante doce horas, sin que se produjera la intervención armada de las fuerzas de seguridad de Kenia.
Oremos por los cristianos en Kenia, Nigeria, Somalía, Yemen.
Oremos por los cristianos perseguidos!
Diego Acosta
Fuente: Le Monde – Francia