Un comentario en uno de los grandes diarios de Europa, sitúa en Estonia el que podría ser si no el último, uno de los últimos matriarcados notorios del continente.
Más concretamente lo ubica geográficamente en la pequeña isla de Kihnu en el Golfo de Riga. La explicación acerca de la situación, está relacionada con las largas ausencias de los hombres que viven en la isla.
En su gran mayoría son pescadores que se ausentan durante varios meses al año para cumplir su trabajo, en lugares lejanos que les impiden regresar en cortos períodos.
Razonado así puede entenderse que las mujeres sean la fuerza que cotidianamente tenga en marcha la vida de la pequeña isla.
Ampliando la visión sobre la cuestión resulta casi obvio preguntarse: El de Kihnu es el único matriarcado de Europa?
Tal vez sea reconocible por una situación excepcional de las condiciones de trabajo de los hombres de esa isla. Pero que ocurre en Europa u otros países donde no existen esas circunstancias?
No existe el matriarcado?
El matriarcado es una realidad más que notoria en el continente europeo. En muchos países la realidad es muy diferente a la que plantean los llamados movimientos feministas.
El patriarca ha sido sustituido por la matriarca girando la vida de la familia en esas señoras llenas de años y también de descendientes.
Llama la atención como se destaca la situación de la Isla Kuhni y se ignora el resto de una realidad, que evidentemente es contraria a lo que Dios ha establecido para la relación del hombre y la mujer.
Si el matrimonio es la condición ideal para que el hombre y la mujer puedan realizar sus vidas según el elevado rango en el que ubicó Dios a esta institución, no es menos cierto que el propio Creador determinó que el hombre sea el jefe de la familia.
Dios no ha establecido ninguna dictadura machista como se pretende hacer creer a quienes solamente leen los titulares. Si profundizamos comprobaremos como Dios les ha dado un lugar relevante tanto al hombre como a la mujer para que juntos puedan tener hijos y para que juntos constituyan una familia.
Debemos recordar esta cuestión, ante lo que pareciera ser uno de los últimos reductos del matriarcado, cuando en la realidad ocurre todo lo contrario.
Oremos por la familia formada por el hombre y la mujer y su descendencia.
Oremos para que juntos podamos vivir como Dios ha establecido!
Diego Acosta