En estos tiempos difíciles que vivimos, tiempos del SEPTIMO MILENIO, podemos comprobar cómo la sociedad está modificando el sentido esencial de la mujer.

Y no solamente eso, sino que también asistimos a la cruel realidad de lo que llamamos violencia del género y asistimos al continuo crecimiento de las muertas a manos de sus compañeros sentimentales o de quienes lo fueron.

Que le está ocurriendo a la sociedad? Que les está pasando a los hombres con relación a las mujeres? Cuál es la raíz profunda de este problema que avanza a pesar de los límites legales?

Quizás una de las respuestas sea que nos olvidamos que Dios creó a la mujer como ayuda idónea para Adán, cuando advirtió que no era bueno que el hombre estuviera solo.

En esa Soberana decisión se encierran buena parte de los basamentos con los cuáles debemos vivir, en la relación personal y también en la relación que se establece en la sociedad.

La mujer tiene un rol protagónico de tal importancia, que precisamente por eso tal vez lo olvidamos y lo transformamos de distintas maneras y por distintas razones.

Es necesario que nunca olvidemos el valor que Dios le ha dado a la mujer, para que la amemos y la honremos y para que la mujer ocupe su verdadero lugar como ser humano, esposa y madre!

1 Pedro 3:7
Diego Acosta García