En estas horas Francia vive la conmoción de saber que el anterior presidente del país, Nicolás Sarkozy, ha sido imputado por la Justicia. Debe responder por los cargos de corrupción, tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción.
La detención en comisaría y el interrogatorio tuvieron una notable repercusión mediática y resulta indudable el impacto que tendrá sobre Francia.
Un ex presidente acusado de tres delitos vinculados con la campaña electoral por la que llegó al cargo en el 2007, supone desde una perspectiva simplista, un grave deterioro para la imagen de Francia.
Sin embargo si observamos el caso desde la visión que tienen los ciudadanos de la política y de la Justicia, este episodio que es el primero de otros no menos impactantes, será sin duda beneficioso para el país.
La Justicia está cumpliendo su misión y los partidos políticos deben respetar sus decisiones, lo que contribuirá a que los franceses vuelvan a confiar en sus instituciones. Y también a que los políticos dejen de tener la aureola de impunidad de la que están rodeados.
El caso del ex presidente Sarkozy, pone de manifiesto que la confianza en la Justicia es imprescindible para que un país tenga credibilidad y que también la tengan sus ciudadanos.
Finalmente recordamos que la vida de los hombres está regida, se acepte o no se acepte, se crea o no se crea, por el Dios Creador de todas las cosas. Y Él nos ha revelado a través del mensaje bíblico que nada permanecerá oculto.
Ni siquiera una campaña electoral en Francia, en el 2007.
Diego Acosta
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