Con una cierta dosis de optimismo o con una cierta dosis de desconocimiento, hubo muchas personas que llamaron “primavera árabe” a los hechos que se produjeron en algunos países.
Esa supuesta “primavera árabe” según ellos era un comienzo promisorio de un proceso que permitiría la consolidación de la democracia en los países, donde fueron depuestos gobiernos tiránicos.
Estaban en lo cierto con estas afirmaciones? Estamos convencidos que los hechos demuestran de manera rotunda el error de apreciación, puesto que la democracia sigue siendo un propósito no conseguido.
Por el contrario, la consolidación de los “hermanos musulmanes” están llevando a esos países a confrontaciones radicales, puesto que se trata de imponer la ley islámica.
Esta pretensión conlleva a supeditar las leyes políticas a las leyes religiosas, que es una propuesta que de ninguna manera puede permitir que se intente el proceso democrático.
Por añadidura todo este proceso atenta contra la seguridad de Israel, que puede verse rodeada de gobiernos islámicas, que tienen el propósito de hacerla desaparecer como nación.
El último episodio ocurrido en Mali, donde un hombre y una mujer fueron cruelmente lapidados por vivir juntos sin casarse, desnuda el rigor y el carácter de la ley sharia, la ley del Corán.
Cada día más es necesario estar prevenidos frente a acontecimientos que tienen una apariencia, pero que la realidad está demostrando todo lo contrario.
Pareciera que en lugar de democracia lo que tenemos es una “primavera árabe”.
Diego Acosta García