Un polémico autor de libros sigue acosando a la sociedad con el argumento de: “Probablemente no hay Dios. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Este slogan fue el que utilizó en 2009 para una campaña publicitaria en los autobuses de Londres.
Richard Dawkins hace público su escepticismo, especialmente cuando se trata de rebatir la revelación bíblica de que Dios creó el mundo en seis días.
El escritor inglés, explica que no tiene la creencia positiva de que no hay Dios. Lo que tengo, agrega, es una ausencia de cualquier razón para creer en Dios.
Si nos detenemos en sus afirmaciones podremos comprobar cómo estas llamativas formas de exponer sus pensamientos, adolecen de algunos elementos relacionados con la coherencia.
Él declara que probablemente no hay Dios y declara además que no tiene razones para creer en Él. Por un lado sugiere una duda y por otro sostiene una afirmación.
Es necesario que ante esta clase de planteamientos analicemos en profundidad su contenido, para no ser arrastrados a la lógica de una exposición errada.
El mismo hombre que argumenta no tener razones para creer en Dios, sí se declara un convencido seguidor del Darwinismo, que no ha pasado nunca de ser una mera teoría.
Como científico que es Dawkins debería tratar de resolver sus incógnitas personales. Por ejemplo: Si no tiene una creencia de la existencia de Dios, por qué cree en una mera hipótesis como la de Darwin?
Sería coherente si afirmara su falta de elementos para creer en la existencia de Dios y también su falta de elementos para creer en la teoría de la evolución.
En todo caso podría emplear sus energías en resolver la incógnita que tiene a su alcance como ser humano sin necesidad de ninguna creencia: Convertir en ley la teoría de Darwin.
Pensemos en todo esto y en la falta de alternativas sólidas que tienen los que niegan la existencia de Dios. Muchas veces pareciera que su negativa a creer, está relacionada con su falta de grandeza para reconocer su propia pequeñez.
Diego Acosta