SERVICIO

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La relación de Jesús con sus discípulos, es pródiga en enseñanzas para quienes tratamos de perseverar en el mandato recibido.

Un ejemplo notable por todo lo que podemos extraer como formas de vivir el discipulado, es el diálogo que Pedro mantuvo con Jesús.

Pedro le preguntó por Juan: Y qué de este?

Una cuestión que puede entenderse desde distintas perspectivas, pero difícilmente desde la visión de que Pedro tuviera malas intenciones.

Todo lo contrario!

Sin embargo Jesús centró la cuestión, no en la respuesta concreta con relación al interrogante, sino dirigida al propio Pedro.

El Hijo del Hombre, le planteó con rotunda claridad que esa cuestión no le estaba reservada y que en lugar de preocuparse por Juan, se preocupara por él mismo.

Pensando en esto, recordé las veces que dirigí mi atención hacia terceras personas, partiendo del principio que lo hacía con la mejor de las intenciones.

En ese planteamiento siempre se me olvidaba de lo que me concernía en forma directa. Esa forma de preocuparme por otro, tal vez podría disimular el interés de que nadie se fijara en mí.

Pero Jesús nos advierte sobre eso. Antes de ocuparnos sobre la vida de otras personas, prestemos especial cuidado a la nuestra, a la mía en este caso.

La firmeza del Mesías sobre este punto, me hizo reflexionar acerca de mi conducta diaria y a tomar la decisión de centrarme en mis propios asuntos.

Esto no significa aislarse y olvidarse de los demás. Significa que debo, que debemos, tratar de ser fieles en nuestro servicio al Señor.

Todo lo demás vendrá como consecuencia!

Juan 21:22

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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