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A pocas horas de cumplirse dos años de la masacre de 2015 en París, el gobierno ha tomado drásticas decisiones con relación al terrorismo musulmán.
Cuando el país se apresta a recordar a los más de 130 muertos y cientos de heridos de la trágica noche parisina, se han adoptado severas medidas con relación al futuro.
El presidente Macron ha resuelto que cuando se produzca el regreso de algún militante musulmán yihadista, su ingreso al país será controlado.
El procedimiento será caso por caso y lo mismo se harán con los miembros de sus familias, en el trámite de reagrupación familiar.
Este endurecimiento de las condiciones con las que se tratará a quienes participen en el yihadismo musulmán, es una respuesta a la presión social sobre esta cuestión.
Una fórmula que el resto de los países europeos deberían de repetir a los efectos de controlar más eficazmente el terrorismo musulmán, determinando consecuencias personales y familiares.
Diego Acosta
