De donde proviene la FE?
Esta pregunta me la he formulado tantas veces como me fue necesario, hasta encontrar una respuesta que pudiera satisfacer a mi mente humana.
La FE proviene indiscutiblemente de ese momento maravilloso en que sabemos que fuimos escogidos por el Supremo para ser sus hijos.
Es decir, tenemos FE porque es determinante para ser hijos de Dios y solamente ÉL nos puede poner esa marca indeleble que llamamos FE.
Es curioso porque pensando en esto, alguna vez también me he preguntado, por qué si la marca es indeleble a veces nuestra FE declina?
La respuesta es categórica: No es nuestra FE la que declina, lo que mengua es nuestra actitud frente a esa decisión del Todopoderoso.
Declina nuestra parte del Pacto con Dios, porque somos humanos, porque muchas veces nos creemos iguales a quién nos ha Creado y porque otras tantas veces pensamos que hemos sido olvidados por ÉL.
Pero en ninguno de los dos casos la FE que el Eterno nos ha dado ha cambiado, sigue inmutable, por lo que quienes se alejan del Creador están siguiendo una decisión personal, que no le concierne a ÉL.
En algunas ocasiones tener estos pensamientos pueden resultar perturbadores, pero no es malo que nuestra mente entienda las razones del Espíritu que está en nosotros.
Por eso será, que quienes abandonan la FE, siempre tienen una inquietud que los hace recelar del nuevo tiempo que están viviendo.
Este es el sólido argumento en el que me baso para hablar de la libertad que tengo de obrar en un determinado sentido. Porque sé que el respaldo de mi FE no proviene de mí, sino de Dios.
Romanos 12:3
Diego Acosta / Neide Ferreira