SOLO

solo2Muchas mañanas muy temprano he visto a un hombre sentado en un banco del barrio donde vivo.

Muchas mañanas con buen tiempo y a veces hasta con lluvia y nieve, este hombre estaba sentado, protegiéndose como podía de la dureza del clima.

Muchas mañanas fui testigo de su soledad. Ese hombre fue también el motivo de mi oración clamando al Señor por su vida, clamando por el fin de su soledad, clamando por un tiempo nuevo para él.

Un lunes lo dejé de ver, hasta que, cuando fue avanzando la semana me convencí de que algo le había ocurrido. Nunca supe lo que le sucedió, ni si fue bueno o si fue malo.

Entonces el Señor por su Gracia me dejó la tranquilidad de que había hecho con ese hombre lo único que debía hacer: que era orar sin cesar por él.

Quienes nos encontramos en situaciones parecidas podríamos sentirnos frustrados por la incapacidad de ofrecer nuestra solidaridad de una manera concreta. Pero en eso radica la enseñanza.

Hay personas a las que las capacita y les concede medios para que ayuden, pero esas personas difícilmente tengan tiempo para orar por quienes reciben su esfuerzo.

Y hay otras personas que no tenemos oportunidad de materializar nuestro Amor al prójimo con hechos concretos, pero sí tenemos la posibilidad de clamar por quienes precisan del Señor.

Cuando veamos a alguien solo no nos quedemos paralizados por la falta de medios para ayudarlo, para comprenderlo. Pongámonos en acción orando!

No dejemos pasar ninguna oportunidad de ayudar…orando!

1 Samuel 12:23

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

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