SOMOS MEJORES LOS CREYENTES?

Esta pregunta además de perturbadora es francamente odiosa, porque nos confronta con una realidad que no deseamos admitir pero que en el fondo no deja de estar en nuestros pensamientos.

Hace algunos días pudimos comprobar con una cierta sorpresa, como un grupo de creyentes nos mostrábamos superiores a un grupo de personas con las que participábamos de una reunión.

Había en nuestras actitudes un aire de superioridad basado quizás, en nuestra condición de creyentes lo que evidentemente entraba en una manifiesta contradicción con nuestra fe y sus mandatos.

Por qué nos sentimos superiores a los demás? Por qué nos sentimos mejores al resto de las personas? Será que por Gracia conocimos al Señor y fuimos Salvos?

Si fuera por estas razones jamás deberíamos sentirnos superiores a nadie, sino todo lo contrario, deberíamos obrar con la mayor humildad como obró Jesús en su ministerio terrenal.

Las actitudes de superioridad son las mejores herramientas que tiene el enemigo de nuestra fe, para contradecir nuestro mensaje evangelístico, porque nuestros hechos demuestran lo contrario de lo que decimos.

Aceptemos que por Gracia recibimos la Salvación, sin haber hecho ninguna clase de mérito ni ser mejores que nadie en nada. La Salvación que recibimos la debemos utilizar para vivir con la dignidad de la humildad y el amor.

Proverbios 15:33
Diego Acosta García

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