Cada uno de nosotros seguramente habrá comprobado que estamos llevando sobre nuestras espaldas una carga que resulta a veces muy pesada y otras más soportables.
Siempre hablamos de la carga pero nunca nos referimos a lo que forma parte de ese peso que a veces nos agobia, nos abruma y hasta nos hace dudar de lo que estamos haciendo.
Podemos tener la seguridad que cuando estamos cumpliendo los propósitos del Señor para nuestras vidas, esas cargas son soportables porque nunca podremos llevar más de lo que podamos soportar.
Entonces por qué otras veces llevamos tanta carga? Si abrimos esa bolsa imaginaria podremos ver todo el peso que debemos soportar y como está conformado.
Tal vez podamos ver que estamos buscando muchas más cosas de las que nos son necesarias para vivir. Es decir, estamos buscando cosas que nos son superfluas pero muy atractivas.
A eso le deberíamos sumar nuestros afanes por ser los mejores en el trabajo, en nuestra actividad, en la familia, en la congregación, buscando una notoriedad que evidentemente dejará tranquila a nuestra vanidad.
Debemos concluir que todo lo que nos pesa es aquello que forma parte de lo superfluo. Afanes y cosas que terminan siendo una carga demasiado grande. Seamos sabios: Vivamos con lo que necesitamos sirviendo al Señor!
Salmos 38:4
Diego Acosta García