Un amigo me dijo de una manera directa y sorprendente: Creo que lo que nos está pasando, es que cada vez nos acercamos más a la superstición que a la Verdad de la Palabra.

Como es de suponer le pregunté por qué hacía esta afirmación? Y comenzó a enumerar todo lo que nos estaría alejando de Dios y de cómo debemos comportarnos si nos llamamos sus hijos.

Dijo que cada vez más en las Iglesias se realizaban auténticos espectáculos, que comenzaban con auténticos shows musicales y continuaban con mensajes llenos de exhortaciones gratas y agradables.

Debemos confesar que no esperábamos escuchar estas afirmaciones, con las que podríamos coincidir o no, pero que si nos advertían acerca de hacia dónde nos estamos encaminando.

En nuestras Iglesias cada vez hablamos menos del pecado que nos puede llevar hasta la muerte y más de aquellas cosas que deseamos escuchar porque calman nuestras conciencias.

Una conversación que había comenzado como tantas otras nos llevó a orar intensamente para que la palabra superstición no fuera una profecía sino una exagerada apreciación de la realidad.

Oremos para recibir la osadía necesaria para que cada día obremos como obraría Jesús y no como aquellos fariseos a los que combatió y expulsó del Templo.

Proverbios 16:6
Diego Acosta García