LA SEPTUAGINTA
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Comentario necesario: Entendemos que este breve resumen histórico solamente se justifica desde la perspectiva, de que todos los hechos de los humanos han sido permitidos por Dios, para Gloria de Su Nombre. Y en esos hechos se incluyen las distintas versiones bíblicas.
Pasaron muchos años para que la Septuaginta, sea conocida con este nombre. Se sitúa el comienzo de la traducción del Pentateuco alrededor del año 250 a.C. Los cinco libros fueron traducidos del hebreo y arameo al griego koiné que se utilizaba por aquellos tiempos, en el que se pasó del judaísmo helenístico al cristianismo primitivo también con fuerte influencia griega.
El nombre se originó en la llamada Epístola de Aristeas, que sitúa el reino de Ptolomeo II (285-246 a.C) como el momento del origen de una traducción de la Torá al griego. Se afirma que Demetrio de Phaleron, que habría sido jefe de la biblioteca de Alejandría en Egipto, tenía la intención de incorporar la Torá a la sección en griego.
Ante esta iniciativa el sumo sacerdote judío Eleazar envió a 72 eruditos, seis por cada una de las doce tribus de Israel, a Alejandría con el propósito que completaran la traducción de los cinco libros de Moisés, en la isla de Faros.
También los historiadores Flavio Josefo y Filón de Alejandría, escribieron sobre los 72 eruditos que habrían trabajado en la traducción de la Torá. Los otros libros del Antiguo Testamento fueron traducidos al griego hasta los últimos años del primer siglo d.C.
El prefacio de Jesús Sirach (alrededor del año 132 a.C) habla de una traducción griega de la Ley, los Profetas y el resto de los Libros. Recién en el siglo II d.C. se adoptó el nombre latino de Septuaginta y también se comenzó a utilizar la abreviatura con el número romano LXX (70), aunque los traductores originales hubieran sido 72.
Los rollos de Qumram y especialmente aquellos del Mar Muerto que estaban escritos en hebreo y arameo, confirman muchos pasajes. La división entre los Libros del Antiguo Testamento y los del Nuevo, recién se estableció cuando fue elaborado el canon del Nuevo Testamento en el Concilio de Roma del año 382.
Diego Acosta