MEDITAR U ORAR…?
CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR
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Resulta sorprendente como de forma reiterada se sugiere que nos entreguemos a la meditación, como una forma de superar las tensiones y las angustias.
Claramente se nos indica que sigamos las indicaciones budistas, para lograr un estado que nos permita llegar a lo más profundo de nuestro interior.
O cosas por el estilo…!
Más llamativo resulta todavía que no se nos proponga la posibilidad de orar, quizás porque la oración pareciera que debe ser algo de lo que no se hable mucho porque socialmente no está bien vista. Así de categórica es la cuestión.
Pero qué se logra con la meditación budista?
Una supuesta paz interior, dejando que la mente nos lleve a un estado que finalmente suponga el bienestar general de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Obviamente es una forma de aproximarnos a las reflexiones propuestas por Buda, que nunca podrán ser propensas a la vida, porque precisamente su inspirador está muerto.
Y la oración?
Con ella nos acercamos a Dios, a través de su Hijo Jesús, para clamar por nuestras necesidades, por nuestros miedos, por nuestras familias, por el prójimo.
El Eterno sí nos dará el consuelo de su Misericordia y de su Amor y nos alentará a vivir de una manera diferente, pensando en el prójimo y abandonando el egoísmo destructivo y destructor.
Dios es un Dios de vida, no de muerte!
Diego Acosta