SI o NO…!
CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO
Una de las decisiones tan antigua como el hombre, es la de creer o no creer en la existencia de un ser superior.
Hay quienes literalmente no creen que exista! Y se distinguen con la denominación de ateos.
Pero también hay hombres que declaran que es imposible al entendimiento humano el conocimiento de lo divino o de lo que pueda trascender de la experiencia personal. Y se llaman agnósticos.
Hay otro grupo que tiene algunas singularidades. La más importante es que sí aceptan y reconocen la existencia de un ser superior al que llamamos Dios, pero no lo aceptan, lo rechazan o reniegan de ÉL.
Tanto los ateos como los agnósticos pocas veces utilizan la palabra Dios, utilizando en cambio el término ser superior. Es decir, en su actitud simplemente declaran su posición que podríamos llamar intelectual o filosófica.
Pero quién niega a Dios aceptando su existencia, está declarando su rebeldía hacia ÉL y no admite ninguna forma de superioridad sobre su vida, aún cuando pueda reconocer que le ha dado el aliento esencial.
Siempre ha habido hombres y mujeres que sostengan estos pensamientos, con declaraciones que demuestran su egolatría, su orgullo,su vanidad.
Lo más triste y preocupante, que quienes aún admitiendo que han sido Creados niegan al Creador, con el tiempo van adoptando comportamientos que los sujetan a otras formas de creencia.
Unos depositan su fe en el dinero, otros en las drogas, otros en el ocultismo en sus diversas variantes, otros en esa indefinida deidad que es capaz de todo y superior a todo.
O se vuelcan a las prácticas rituales de dioses muertos, como Buda, Confucio, Mahoma. Ignorando deliberadamente que hay un Dios vivo que es el Padre que envió a su Hijo para que ofrendara su vida por todos los pecados humanos y que resucitó en una prueba mayúscula de su Omnipotencia.
Cuando pienso en esto, me entristezco porque no soy capaz de tener las palabras que puedan llegar hasta sus mentes y sus corazones, para que abandonen sus posturas y se concedan la posibilidad de recibir el bien supremo del Amor de Dios y la Salvación que solo ÉL puede dar.
Por ellos también Jesús ofrendó su vida y ahora reclama su arrepentimiento!
Diego Acosta / Neife Ferreira