SABER ESCUCHAR

En el anecdotario de uno de los deportistas más famosos del mundo, se cuenta que un día cuando comenzaba su carrera dos veteranos compañeros le sugirieron que ensayara una determinada acción del juego.

La joven estrella los escuchó y decidió que a partir de ese mismo día, luego de cumplir con sus obligaciones profesionales con relación a los entrenamientos practicaría lo que sus compañeros le indicaron.

Fueron ellos precisamente los que le indicaron los secretos de esa acción, ya que eran consumados especialistas. El aprendizaje bien pronto comenzó a dar notables frutos.

Con el paso del tiempo y ya convertido en una estrella mundial, el joven recordaba con afecto a quienes en un determinado momento le dieron un valioso consejo.

A qué viene este recuerdo? A que deberíamos pensar que todos nosotros deberíamos poner en práctica el consejo que seguramente se nos ha dado: que estudiemos la Palabra de Dios.

Si pusiéramos el mismo empeño que ese joven que se convirtió en una estrella mundial, tal vez no tendríamos la misma repercusión, pero sí podríamos mejorar nuestra relación con Dios y enseñar a nuestros jóvenes discípulos.

Saber escuchar es un acto de humildad que nunca debemos dejar de practicar, porque escuchando con el corazón dispuesto podremos avanzar en el proceso para hacernos semejantes al Señor.

Eclesiastés 12:9
Diego Acosta García

 

LA REVELACIÓN

Uno de los momentos más impresionantes de la vida de creyentes, se verifica en el cuando Dios tiene la gracia de mostrarnos algo relacionado con sus propósitos.

Esto suele ocurrir en el momento más inesperado y más sorprendente, pero siempre con relación a lo que Él nos quiere mostrar para que entendamos parte de lo que tiene para nosotros.

Ese momento tan absolutamente trascendente lo debemos atesorar en lo más profundo de nuestro corazón, porque es la demostración que el Eterno está con nosotros.

Estos encuentros difícilmente pueden ser explicados, pero sí es posible hablar de ellos para que quienes lo vivan lo puedan entender como una manifestación del Poder.

Debemos estar muy atentos también al lugar donde se produjo la revelación porque puede tener significado con relación a aquello que Dios nos quiere mostrar.

Es también ese tiempo grandioso una oportunidad para agradecer una vez más la Misericordia y el Amor que se derrama sobre nuestras vidas, al ser confirmados los propósitos del Supremo para cada uno de nosotros.

De esta manera podemos confirmar plenamente que Dios siempre habla, que siempre responde a nuestras oraciones y que siempre está atento a anunciarnos algo, en el tiempo perfecto!

2 Timoteo 1:19
Diego Acosta García

EL NOMBRE

En una clase de escuela dominical una joven maestra explicaba que Dios había creado todo lo que veíamos, nos había creado a cada uno de nosotros y nos consideraba sus joyas más preciosas.

Una niña muy seria le preguntó: Entonces si Dios me quiere, por qué tengo un nombre tan feo? La maestra le comentó: De verdad te parece feo tu nombre, porque a mí me parece muy bonito.

La niña insistió: Pues a mí no me parece bonito y no me gusta…La joven maestra recordó que al lado de su clase estaba la fundadora de la escuelita y en un acto de humildad decidió pedirle ayuda.

La señora enterada de la situación, se dirigió a la niña: Así que no te gusta tu nombre? No señora, le respondió categóricamente. Entonces la señora le hizo un comentario muy especial, para explicarle lo que significaba aceptar.

Escucha amada niña, es posible que a ti no te guste tu nombre, pero si tu sabes que Dios nos ha creado a todos, no te parece que a Dios también le gusta tu nombre? La niña sonrió y aceptó por primera vez el nombre con el que se la identificaba.

Génesis 5:2
Diego Acosta García

 

RECORDATORIO

Más de una vez nos ha pasado que un día cualquiera y sin motivos aparentes, nos encontramos enfermos y entonces clamamos a Dios por sanidad.

Cuando ese tiempo pasa, retomamos nuestra vida con toda naturalidad y nos afanamos por nuestros problemas, nuestro trabajo y con nuestras necesidades.

El olvido de la enfermedad es muy rápido, casi tan rápido como el olvido en el que dejamos al Eterno cuando le clamamos por nuestra salud y por recuperarla pronto.

Podríamos afirmar que somos muy rápidos para el olvido y muy poco dados para reconocer que la salud de la que disfrutamos se la debemos como todo, a nuestro Dios. El recordatorio de la enfermedad… dura muy poco.

Y por qué ese olvido? Sin duda esta es la gran cuestión, la facilidad que tenemos para dejar atrás las cosas desagradables y con ellas a quién una vez más nos ha solucionado el problema que atravesamos.

Cuando nos levantamos al iniciar el día deberíamos de pensar que ese simple hecho es todo un acontecimiento que ha sido permitido por el Señor, para que lo honremos un día más.

La fragilidad de nuestra memoria espiritual es nuestra responsabilidad, porque sin memoria corremos el riesgo de perder nuestra identidad de creyentes y lo más importante: Olvidarnos de Dios.

Salmos 77:11
Diego Acosta García

LOS GOBERNANTES

 

Las cuestiones relacionadas con la política son siempre conflictivas porque enfrentamos o confrontamos nuestros pensamientos con los de otras personas.

Es evidente que se trata de algo natural, porque por el hecho de que hemos sido creados diferentes y joyas únicas, es lógico que tengamos pensamientos y conceptos distintos.

En todo lo que tiene de grandioso este concepto de que somos seres únicos, los hombres no sabemos valorar lo que eso significa y por eso en lugar de aceptarlo como natural, lo transformamos en conflictivo.

Como podemos superar esta situación? Entendiendo que la diversidad de la creación del Eterno, es la que permite que su Plan para los hombres pueda cumplirse.

Con este concepto fundamental, podemos llegar a la conclusión que las cuestiones políticas siempre nos llevarán a confrontar, porque tarde o temprano estaremos frente a personas que piensan diferente.

Lo sabio será que cuando esto ocurra, recordemos que todo está bajo la Voluntad Soberana de Dios y en consecuencia, también la consagración de gobernantes.

Es Dios quién permite que tengan el poder terrenal para administrar las instituciones de los hombres y en esa seguridad, debemos orar por ellos y no confrontar por ellos.

Romanos 13:1

Diego Acosta García

 

DAR LAS GRACIAS

Los seres humanos tenemos la tendencia a imaginar grandes situaciones que nos tienen por protagonistas principales, dejando que nuestra mente gire en forma vertiginosa.

Con tanta grandiosidad y con tanta imaginación sobre lo irreal, dejamos de percibir otras situaciones absolutamente reales y preciosas desde la perspectiva espiritual.

Perdemos la perspectiva de aquellos momentos que Dios en su infinita Misericordia nos regala todos los días y dejamos que se marchiten como flores cortadas.

Una vez más nos debemos preguntar: Por qué nos ocurre esto? Simplemente porque nuestra imaginación queda descontrolada en lugar de someterla a la autoridad de Jesús.

Nuestra mente nos lleva a las emociones y a los sentimientos, que son los peores consejeros que podamos tener, porque se nutren de nuestros elementos más primitivos.

Sin embargo Dios nos sigue regalando momentos maravillosos, esperando seguramente que reacciones y nos demos cuenta que lo grandioso e irreal, no tiene que ver con su Amor.

Por esta razón aprendamos a agradecer los pequeños acontecimientos que nos toca vivir, sabiendo que son los que el Eterno ha preparado para que recordemos que lo bueno es enemigo de lo mejor.

Salmos 9:1
Diego Acosta García

CLAMAR POR EL HERMANO

Las personas que continuamente estamos pidiendo oración por los hermanos que son perseguidos en distintas partes del mundo, algunas veces dudamos.

El origen de esta actitud es que nos planteamos lo que otros se puedan imaginar con relación a esta forma reiterada de clamar por quienes están pasando situaciones dramáticas.

La duda en definitiva se origina, en lo que pensarán otros hermanos de los que siempre pedimos oración por quienes no disfrutan de las mismas comodidades que nosotros.

Pero nos avergonzamos de esta forma de obrar, porque es evidente que aunque seamos los únicos que lo hagamos, es necesario orar por quienes en tierras lejanas viven angustiosamente.

En cierta forma estos pedidos de oración se originan en el convencimiento de que al cumplirse la Palabra de Dios, todos sufriremos persecuciones, hostigamientos a causa de nuestra fe.

Esta reflexión sobre los pedidos de oración a otros hermanos y para otros hermanos, en realidad los debemos hacer cada uno de nosotros y tan importante como eso, participar de ellos.

No nos podemos quedar en la actitud contemplativa o lastimera frente a los sufrimientos de hombres y mujeres que son atacados por mantener su fe en Jesús, en las más adversas circunstancias.

Salmos 72:12
Diego Acosta García

AYUDAR

 

Seguramente casi todos nosotros habremos vivido momentos tan singulares como son los de decidir si damos o no damos una ayuda a una persona que está pidiendo.

Se nos vienen a la mente varias reflexiones. Una es la de dar y es la que nos obliga a actuar, pero inmediatamente aparece la contradicción, cuando pensamos que uso le daría la persona al dinero que le entreguemos.

De esta manera seguimos caminando y aproximándonos hasta el lugar donde se encuentra quién está pidiendo y en la mayoría de los casos como no hemos resuelto el dilema, no le damos nada.

No por repetida esta cuestión tiene su manifiesta importancia. Es evidente que siempre que esté a nuestro alcance debemos dar a quién lo necesite, pues estaremos dando de lo que Dios nos ha concedido.

De donde nos surgen las dudas? Seguramente la respuesta que nos podamos dar no la vamos a encontrar fácilmente, por la sencilla razón que no será de nuestro agrado.

Creemos que la gran cuestión de dar o no dar, surge de nuestra actitud de juicio, porque pensamos que uso le dará la persona al dinero que le entreguemos, en lugar de pensar solamente que la estamos ayudando.

Una vez más la cuestión de juzgar a otra persona, nos debe recordar que con la misma vara con que lo hagamos seremos juzgados. Por esta razón, cuando tengamos oportunidad, ayudemos con alegría.

Salmos 94:17
Diego Acosta García

EL OPORTUNISMO

En cierta ocasión debatíamos acerca de la conveniencia de participar o no en una actividad que había sido propuesta por otra congregación y a la que habíamos sido especialmente invitados.

El debate se originó porque obviamente había dos posturas: Había quienes estaban decididamente de acuerdo en participar y porque había otros que no compartían ese criterio.

Las diferencias se centraban en una mera cuestión de oportunidad. Quienes querían participar no dudaban en hacerlo porque era una manera de dejar planteada la tan ansiada unidad.

El otro grupo esgrimía el argumento que quizás en el futuro próximo podríamos realizar en nuestra iglesia una actividad semejante y  apareceríamos como copiando la iniciativa.

Las posturas parecían cada vez más definidas y a pesar de que se trataba de una reunión de nuestra congregación, los ánimos se estaban agitando en demasía.

Surgió como siempre una reflexión impregnada de Sabiduría: Por qué no participábamos de la actividad que se nos proponía, dejando de lado la mezquina pretensión de ser los innovadores, obrándo como Jesús lo hubiera hecho?

La necesidad de aprovechar las oportunidades como se lo hace en el mundo, está muy lejos de la actitud de compartir y apoyar la obra de otros hermanos. Venció el tiempo de Dios, sobre el oportunismo.

Gálatas 6:10
Diego Acosta García

UN DÍA TRÁS OTRO…

Podríamos decir que uno de los mayores problemas que debemos enfrentar los humanos y los creyentes en especial, es el afán, el que nos domina en determinados momentos y nos hace perder la calma.

Tanto es así que nos sentimos obligados a recordar que por mucho que lo intentemos, el orden natural de las cosas no se altera y que un día sigue a otro, un viernes a un jueves, aunque no nos agrade.

Nuestro afán pretendería que del jueves pasáramos a un lunes aguardando una respuesta que suponemos que es vital para nuestro futuro y nos desgastamos en cavilaciones y también en ensueños.

Por qué nos pasa esto con el afán? La respuesta es bastante sencilla desde la perspectiva espiritual: Simplemente porque nuestra confianza en Dios se difumina según la intensidad de lo que esperamos.

Es tanta nuestra ansiedad que nos olvidamos de una cuestión fundamental: Dios está en el control de todas las cosas, es el Soberano sobre todo lo que ocurre.

Si solamente recordáramos esto, nos evitaríamos horas amargas con nuestro afán, porque sabríamos que todo está bajo la Autoridad del Eterno y que lo que tenga que ocurrir ya está determinado.

Aprendamos de las experiencias que vivimos, que el afán es un enemigo poderoso, al que solamente podremos derrotar si entendemos que Dios siempre nos dará siempre lo mejor, no lo bueno que pretendemos.
Juan 5:19
Diego Acosta García