LA PALABRA

Dios le reveló a Moisés como fue la Creación y destacó de manera muy especial, que todo fue hecho con el Poder de su Palabra

El Eterno estaba magnificando ante los hombres el Poder de su propia existencia, antes de la Eternidad y antes de que comenzara el Principio, como se escribió en Génesis.

Por esta razón debemos de tener especial cuidado con la Palabra. Con la Palabra de Dios para estudiarla, comprenderla y vivirla y también con nuestras propias palabras.

Es sorprendente como el Soberano nos concedió el uso de la palabra, tal vez lo único en lo que nos podemos  aproximar a su Grandeza.

ÉL habló y Creó todo lo que conocemos y lo que desconocemos.

Nosotros hablamos y podemos dar vida o dar muerte a lo que sí conocemos.

Es decir: Si bendecimos a una persona, a una situación, a una iglesia, a un país, estamos dando vida a través de la palabra viva que trae consigo el Poder de Dios.

Si maldecimos, estamos desatando las fuerzas oscuras, opuestas a la Santidad del Altísimo y generamos muerte a los mismos que antes podríamos haber bendecido.

De allí la importancia de la Palabra.

La de Dios porque es la del Omnipotente y del Justo de Israel y la nuestra, porque puede ser la expresión de lo mejor o de lo peor de hombres y mujeres que somos una parte imperfecta de la Creación.

Reflexionemos sobre esta cuestión, porque es necesario advertir que cuando bendecimos también estamos trayendo bendiciones a nuestra propia vida.

Pero cuando hacemos lo contrario, estamos llevando el mal a otros y trayéndolo a nuestra propia vida y a nuestra casa.

No en vano Jesús nos advirtió que en el final de los tiempos, tengamos cuidado para que nadie nos engañe. Y tal vez debemos hacerlo para cuidarnos de nosotros mismos.

De nuestro engañoso corazón que nos puede llevar a decir cosas, que lamentaremos el resto de nuestra existencia.

Diego Acosta

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LA PALABRA…

biblia

Es sorprendente como un solo vocablo puede tener tanto significado.

La Palabra…sintetiza nada más ni nada menos que la propia Biblia.

La Palabra, es la Palabra de Dios!

Cuando leo el Texto Sagrado, recuerdo como mis maestros me alentaban a hacerlo, pero de una manera muy especial.

Se trataba de encontrar un momento en el que tuviera sosiego, no solamente físico, sino también espiritual, para entonces sí beber de esta Fuente de Vida.

Soy plenamente consciente de que mis lecturas de la Biblia no se dieron en esas circunstancias, de sosiego, de paz interior.

Más bien, las lecturas fueron hechas…y son hechas, más con el signo de la necesidad y la prisa, que con la calma y la pausa.

Es importante recordar algo sobre lo que fui enseñado: El valor que tiene cada cosa que decimos, cada expresión que sale de nuestra boca tiene un poder que si lo apreciáramos en su justa medida, permaneceríamos en silencio la mayor parte del tiempo.

Desde los remotos tiempos de la escritura de los Salmos, los judíos le daban un valor notable a la palabra dicha, tanto en el sentido literal como en el de la alabanza a Jehová.

Cada vez que voy a decir algo, lentamente voy aprendiendo a callar. A tener plena conciencia de lo que voy a decir, porque puede ser de bendición o de maldición.

Una sola palabra puede destruir una vida, porque con una sola expresión, podemos sembrar la raíz de amargura en el corazón de una persona.

Hagamos como Jesús: Solamente hablemos lo que debamos hablar!

Todo lo demás, lo callemos!

Salmo 147:15

ÉL envía su palabra a la tierra;
Velozmente corre su palabra.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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