En el Libro de Los Salmos queda específicamente establecido que quienes temen a Jehová tendrán su recompensa. Resulta muy importante entender que se habla de temer y no de tener miedo a Jehová.
Si hablara de miedo sería una situación relacionada con nuestro cuerpo, con nuestro físico. Es decir tener miedo a Jehová sería tener miedo porque nos pudiera provocar alguna clase de daño o lesión física.
Aclarado este punto, es evidente que el temer está relacionado con una cuestión espiritual. Quién teme, en este caso nosotros los creyentes, significamos en ese temor una actitud reverencial ante la Potestad del Eterno.
Esto llevado a un plano más profundo nos está indicando que asumimos una actitud de responsabilidad ante Dios por ser el Soberano sobre todas las cosas y sobre la vida de cada uno de nosotros, sus hijos.
Reverencia y responsabilidad implican el concepto de ser temerosos de Jehová. Esto nos permite confiar en Él, porque si le tuviéramos miedo, no podríamos desarrollar esa confianza porque estaríamos preocupados sobre lo que nos pudiera hacer.
Por lo tanto el miedo a Jehová es de sus enemigos, no de sus hijos!
El salmista nos confirma que temiendo a Jehová podremos confiar en que su Poder será nuestra ayuda y nuestro escudo. Ayuda para nuestros tiempos de necesidad y escudo ante los ataques de nuestros enemigos.
Esta protección divina está dirigida a Israel y en nuestra condición de coherederos de todas las promesas hechas al Pueblo de Dios, se extiende a cada uno de nosotros. Tengamos temor de Jehová para que podamos confiar en Él!
Salmos 115:11
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
