Sería muy importante advertir, que el peso de la tradición nos puede hacer perder la perspectiva de lo que recordamos.
Pensaba en esta cuestión mientras miraba asombrado el tipo de previsiones que hacemos para unos días que deben ser de profundo recogimiento.
Pero la tradición nos ha llevado a convertirlos en pretextos para disfrutar de unas breves vacaciones o simplemente para no tener que trabajar.
La tradición desvirtúa lo esencial!
Pensaba en esto y pensaba también en mi propia actitud y llegué a la conclusión que debemos de ser serios y mirar en profundidad lo que hacemos.
Muchas personas creen que determinados días son los reservados para los placeres de trasladarse a otros lugares, para pasear o para disfrutar de espectáculos.
Quienes permanecen en sus hogares, tampoco piensan en lo que la tradición ha impuesto y no en el hecho que recordamos.
Por mucho que nos extrañe el Santo Nombre está en muy pocas bocas y los que lo pronuncian lo exaltan a modo de un espectáculo.
Me hice la firme propuesta de no aceptar la tradición como modelo de mi creencia y mucho menos como identificación de mi fe.
No puede la tradición desvirtuar el grandioso acontecimiento que conmemoramos ni su no menos grandioso significado.
Si los incrédulos obran con ligereza, no seamos cómplices nosotros de esa misma frivolidad, para recordar el Sacrificio Supremo.
No permitamos que la tradición nos haga olvidar lo trascendente!
Recordemos al Hijo del Hombre, como debe ser recordado, sin artificios ni espectáculos. Nada de lo que hagamos puede denigrarlo, pero sí afectarnos a nosotros mismos!
Isaías 53:6-9
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
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