Estamos expuestos a que en determinados momentos de nuestra historia personal, las tradiciones prevalezcan sobre lo que es verdadero.
Este riesgo se origina cuando generalmente por circunstancias familiares, vamos transformando algunos hechos en sí mismos irrelevantes, en algo importante.
Por qué ocurre esto?
Por las mismas razones que la Biblia nos advierte que podemos llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno, es decir una deformación de la Verdad.
La gravedad de estas actitudes reside en que el proceso de transformación de un hecho determinado, a su conversión en un rito, es tan gradual, que resulta difícil advertirlo.
La Palabra de Dios es insistente en la necesidad de leerla, consultarla y retenerla, para que no nos ocurran situaciones como estas.
Si precisamos tener un ejemplo mayúsculo de lo malo de las tradiciones, podemos simplemente citar a los fariseos, también a los escribas y sin olvidar a los saduceos.
Por distintos vías y hasta razones fueron llegando a los mismos resultados: Las formas son más importantes que lo sustancial.
Lo formal nos lleva también a esa otra forma de las tradiciones que es el legalismo, que sustituye a lo legal, deformando su auténtica concepción.
Estemos alertas con las tradiciones. Debemos discernir cuáles son las que no pasan de ser meras distracciones de aquellas otras, que buscan imponerse como una verdad no escrita.
La Biblia nos alienta a ser Sabios y no a caer en las trampas que continuamente nos están acechando. Solamente la Verdad nos hará libres.
Isaías 29:13
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira