Las preguntas más sencillas a veces se transforman en cuestiones reveladoras del verdadero sentido de la enseñanza bíblica. Este tema surgió a raíz de este interrogante: Es lo mismo robar un céntimo o un centavo que un millón de dólares o del signo que sea?
El sentido del argumento resultaba bastante evidente, porque se planteaba que quién robaba un céntimo fuera menos ladrón que quién se robara un millón de la moneda que sea, cuánto más fuerte mayor la comparación.
Hubo respuestas de lo más variadas, hasta que un anciano pidió permiso para hacer una reflexión. Sigamos con el tema y lo ubiquemos en los momentos anteriores al robo del dinero, cuando se estaba tomando la decisión de perpetrar el hecho.
Que hay en el corazón de una persona que roba?
Evidentemente la intención, porque si no la hubiera el robo no se hubiera consumado. Por esta razón la decisión es anterior al monto de la cantidad que se le roba a otra persona o a quién tenga en su poder las cantidades en cuestión.
Entonces el anciano, dirigiénso al autor de la pregunta le dijo: Ahora, háganos el favor de explicarnos si es igual de ladrón quién roba poco o roba mucho. El autor del comentario inicial, se remitió a decir: Visto así, el asunto cambia.
Dios conoce el corazón de las personas y sabe que cuando robamos tenemos la intención de hacerlo Y que cuando lo honramos de palabra, Él escudriña nuestro interior. Por eso, todas nuestras acciones serán sometidas a su Justicia!
Mateo 15:19
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira