Coloquialmente decimos que vamos a la Iglesia, cuando deseamos expresar que vamos al Culto, especialmente los de los días domingos que son los más especiales.
De esta manera estamos asociando al lugar de Culto con la Iglesia, cuando en realidad se trata de dos cosas completamente diferentes si las analizamos desde la perspectiva bíblica.
El Señor Jesús luego de Pentecostés nos hizo depositarios del Espíritu Santo y por tanto a partir de ese momento nos convertimos en Su Iglesia y en ese sentido somos el Templo.
Distinto es el lugar de Culto porque bien puede ocurrir que el sitio físico donde se celebra, aunque sea un lugar que reúna mínimas condiciones materiales, pero sin embargo la presencia del Señor lo transforma divinamente.
Incluso debemos recordar que los lugares de Culto pueden estar cerrados, precintados o directamente prohibidos como ocurre en algunos países donde no existe la libertad religiosa.
Por tanto debemos entender que al ser nosotros Iglesia, lo somos en cualquier circunstancia y lugar, allí mismo donde nos encontremos por cuánto el Espíritu Santo está en nosotros.
Podríamos cambiar nuestra manera de hablar y en lugar de decir que vamos a la Iglesia, deberíamos afirmar que vamos al Culto. Estaríamos hablando con más rigor y acercándonos a la enseñanza de Jesús.
Efesios 3:17
Diego Acosta García