Utilizando un lenguaje tan grandilocuente como extravagante, hay personas que asumen el riesgo de endiosarse a sí mismas, como si fueran capaces de convertirse en un hombre-dios, ignorando al Eterno.
Este vocabulario tan atractivo como seductor, puede llevar a engaño, porque reúne todos los elementos que pueden hacer que una persona adquiera verdaderamente el rango de dios simplemente por ser hombre o ser mujer.
Naturalmente que lo que no se expresa es que esa propuesta encierra una realidad: El dios de que se habla siempre será pequeño como pequeños somos los hombres ante el Supremo Dios verdadero.
Aún así debemos de tener especial cuidado con el vocabulario que escuchamos y que nos atrae porque para muchos de nosotros puede resultar muy moderno y acorde con los tiempos que vivimos.
Pero no debemos olvidar que la Palabra de Dios tiene miles de años y sigue vigente porque es la Única Verdad que ha sido dada a los hombres, para que la aprendamos y para que vivamos de la mejor manera posible.
Cada vez que escuchemos esos mensajes de vocabulario florido e impactante, prestemos atención a quién los pronuncia y tengamos Amor por lo que veremos: Vidas destrozadas, sin rumbo, perdidas en toda forma de promiscuidad.
Si la medida del dios-hombre, son esas vidas, entonces les ayudemos a salir de su cautiverio. Para que no sigan oyendo esos mensajes cautivantes que solo persiguen la destrucción de quienes los escuchan.
Nuestro mensaje es el mensaje de Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida.
Proverbios 6:2
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira