Blog del TIEMPO!
El celo con el que las instituciones musulmanas reclaman sus supuestos derechos en los países occidentales, es dejado de lado cuando se trata de condenar explícitamente los atentados mortales protagonizados por otros musulmanes.
No bastan con manifestaciones públicos de grupos aislados, que más mueven al oportunismo que al verdadero espíritu de condena. Basta ver las imágenes para dudar seriamente de las intenciones de quienes se congregan supuestamente para condenar a los suyos por los asesinatos.
A cada nuevo crimen musulmán, debería corresponder la condena de las entidades musulmanas, que son las que claman por los derechos ante las autoridades y tienen exigencias que serían incumplibles en sus países.
La tolerancia casi cómplice de quienes argumentan acerca de los valores de la convivencia, se derrumba ante cada muerte inocente.
O es que no se valora el convencimiento que comienza a surgir en Francia, acerca del costoso fracaso de la integración de los musulmanes en el país?
Es hora de llamar a las cosas por su verdadero nombre. Y defender a la sociedad de quienes la atacan por considerarla infiel.
Ni siquiera la instalación de defensas elementales en las calles y lugares públicos, se escapan al criterio cada vez más dudoso de la tolerancia.
Diego Acosta