Cuando se anuncian los grandes cambios que se están registrando en la tierra como consecuencia de la obra del hombre, es bueno preguntarse por nuestra responsabilidad.
El propósito de Dios es que el hombre señoreara sobre todo lo creado y sojuzgara a toda la Creación, por lo que nos constituyó en mayordomos de su Obra.
Es evidente que nos cuesta entender el sentido de la responsabilidad personal que tenemos en esta cuestión, porque siempre lo relacionamos con la responsabilidad que tenemos los 7 mil millones de habitantes.
Sin embargo cada uno de nosotros ha sido hecho responsable de todo lo que le ocurra a la Tierra, por lo que no podemos eludir la carga que tenemos sobre lo que le suceda al planeta en el que vivimos.
De allí la importancia de hacernos cargo de este mandato recibido, siendo ejemplares en su cumplimiento para que las personas que nos rodean, lo comprendan y obren en consecuencia.
Tan importante como esto, es la primordial tarea de enseñar a nuestros hijos, para que sean ellos los portadores en el futuro de la alta misión que tenemos como mayordomos.
Ser hijos de Dios nos compromete doblemente en esta cuestión de guardar y preservar la Creación, porque formamos parte de ella y porque al estar en su cúspide, tenemos una más grande responsabilidad.
Génesis 2:27-28
Diego Acosta García