Y LOS SUICIDAS?

Cada vez que una persona de cierta notoriedad se quita la vida llama poderosamente la atención e incluso hasta se sugieren algunas hipótesis basadas en ciertos fundamentos sociológicos.

Es evidente que debemos de tener misericordia por las personas que adoptan estas decisiones, pero debemos avanzar en la dirección de ayudarlos y de prevenir sus drásticas actitudes y no caer en el juicio.

Por mucho que se quiera especular o deducir es muy difícil saber porque una persona toma la decisión de suicidarse. Incluso los que las explican también nos dejan dudas.

Pero esta falta de conocimiento no nos puede impedir que tratemos de ahondar en nuestras actitudes solidarias hacia quienes son potencialmente protagonistas de suicidio.

Cuando hablamos de que somos un cuerpo, debemos de tener en cuenta que precisamente por eso debemos estar atentos acerca de cualquier forma de alarma que pueda darnos una persona determinada.

Las personas que viven situaciones personales difíciles, las que se encuentran en grados extremos de soledad, nos deben motivar a tener actitudes de cercanía y amor.

No basta con lamentar y dolernos por los suicidas. Lo que se nos reclama es la solidaridad activa y poner en marcha el poderoso instrumento que es el Amor. Pidamos dirección al Espíritu en esta difícil tarea.

Isaías 35:1
Diego Acosta García

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