AGRADECER

Cuando recibimos noticias que nos agradan generalmente nos olvidamos de reconocer quién es el origen de ese motivo de alegría y nos limitamos a celebrar.

Nos olvidamos que siempre está con nosotros el autor de las buenas nuevas, de aquellas respuestas que se originaron en peticiones que elevamos en forma de oración.

Por eso debemos agradecer a Dios porque su Soberana Voluntad se ha vertido en forma de Gracia sobre nuestras vidas y esas bendiciones nos han alcanzado maravillosamente.

Y por qué nos olvidamos? Tal vez porque así como en los momentos difíciles podemos culpar a Dios por lo que nos ocurre, también en los momentos de alegría nos olvidamos del Eterno.

El motivo de este olvido es porque en los momentos de alegría, nos creemos los suficientemente importantes como para atribuirnos los logros que celebramos.

Nos creemos también merecedores de lo que nos ocurre, al punto de pensar que hemos sido nosotros quienes hemos provocado con nuestro esfuerzo que un día determinado tengamos algo importante por el que alegrarnos.

En la hora de la dificultad o en la hora de la alegría, oremos siempre con agradecimiento a Dios, porque Él está con nosotros siempre, tanto en lo que nos duele como en lo que nos alegra. Él es un Padre amoroso.

Salmos 145:4
Diego Acosta García

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