BENDITA INQUIETUD

Un día cualquiera, un día como hoy, descubrimos que dentro de nuestra apacible vida hay algo que comienza a perturbarnos, aunque no sepamos muy bien de que se trata.

El sosiego que tenemos en nuestro interior nos hace acomodarnos a una determinada forma de comportarnos, somos creyentes pero con el límite necesario como para que nada nos afecte.

Ese límite está relacionado con nuestro compromiso con la Iglesia, con nuestros hermanos, con nuestros amigos más cercanos. El límite funciona de manera impecable para que nada nos demande ningún tipo de compromiso.

Tampoco estamos comprometidos con nada ni con nadie en la vida de la Iglesia, ya que asistimos puntualmente a los cultos y damos nuestros diezmos y ofrendas, pero siempre con la participación limitada.

Pero un día algo altera esta fórmula de vivir sosegadamente, sin alteraciones ni cambios bruscos, sabiendo que cumplimos pero siempre con el mínimo imprescindible.

Hasta que el Espíritu Santo nos inquieta y nos hace pensar en una determinada situación, en un determinado hermano, que sabemos debemos afrontar y debemos ayudar.

En ese momento nos damos cuenta que es vida apacible no se corresponde con el propósito del Señor para nuestra vida. Y ese día reaccionamos y buscamos comprometernos y nos sentimos transformados. Ese día puede ser hoy. Bendita inquietud.

Romanos 15:13

Diego Acosta García

Deja una respuesta