CONGREGACIÓN del SÉPTIMO MILENIO

CARTA A MI HIJO

Querido pequeño…¿como estás?… Imagino que bien, pues sé que estás donde te aman.
Llevo mucho tiempo deseando escribirte, no sabía cómo empezar es mucho lo que he de decirte y se amontonan las palabras.
Siempre me han sobrado las palablourdesras para dirigirme a tus hermanos, claro que a cada uno de ellos les he tenido en mis brazos, les he acunado, alimentado, les he visto crecer por tanto conozco, sus necesidades, conozco sus preferencias y conozco las palabras que necesitan en cada momento, no es así contigo, pues nunca te acuné, ni te alimenté, no te he visto crecer…
Creo que la mejor manera de empezar ésta relación interrumpida es pedirte perdón. Perdóname por no haberte dejado vivir, perdóname por no haberte dado ni siquiera la oportunidad de expresarte, de decir algo en tu favor. Aunque un día le pedí perdón a Dios por mi crimen, siento en mi corazón la necesidad de decirte a ti, perdóname hijo.
Quizás te habrás preguntado ¿porqué mi mamá me ha hecho esto?, ¿porqué no me dejó nacer? ¿Porqué a mí?
Podría decirte que no era buen momento, que estaba sola, que no eras el resultado de una relación lícita, que…hay tantos argumentos, pero tengo que reconocer que ahora mismo después de tantos años ya ninguno me vale.
Siempre te he recordado, aunque he de reconocer que hubo un tiempo que lo hacía sin sentir nada, las excusas tenían mucho peso y ahogaban los sentimientos que se agolpaban en mí corazón. Pero un día tuve un encuentro personal con nuestro Creador y entonces fue cuando todo cambió, entonces tuve la convicción de que no había hecho bien y de que con mi decisión había impedido que un ser maravilloso viniera a este mundo.
Quise ponerte cara pensando ¿cómo serías? ¿qué te habría gustado estudiar? ¿cuáles serían tus aficiones? ¿Cuál sería tu comida favorita? Seguro que habrías sido un buen hijo, una gran persona, quizás habrías sido una eminencia, un médico, un pintor, un político… solo llegué a saber que ibas a ser un niño.
He de decirte que ahora hay una ley que permite a las mujeres abortar (como si una ley pudiera dar derecho a un humano a robarle a otro humano el derecho a vivir) una ley que los políticos cobardes no son capaces de derogar, porque los que no nacéis no votáis y porque es más fácil y barato interrumpir una vida que sacarla adelante.
Estoy segura que tú y todos esos niñitos que están donde tú estás no entenderéis porqué, créeme que yo tampoco lo entiendo, no se cual es el baremo con el que los legisladores redactan una ley que permite a una mamá decidir sobre la vida de un niño que está en su vientre y perseguir a una que le quita la vida en el momento de nacer. No sé cual es la diferencia, solo sé que un día serán juzgados por ello.
Dios te conocía desde antes de estar en mi vientre, te recogió en su regazo, te ama. Dios ama a cada uno de los seres humanos incluso a los que asesinan vidas y esperanzas.
Que Dios perdone tanta infamia, tanta irresponsabilidad, tanta frialdad y tanta prepotencia con la que los hombres se permiten hacer leyes o tomar decisiones que asesinan.
Te amo hijo, nunca me olvido de ti, te llevo en mi corazón y solo espero que algún día podamos disfrutar juntos por toda la eternidad.
Mamá

Lourdes Díaz – España

www.septimomilenio.com

Deja una respuesta