CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

 

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LEVÁNTATE Y SIGUE CORRIENDO.

Hebreos 12:1-2
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, él cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Observa y aprende de aquellos que vencieron sus propios temores, escucha a los que te dicen: echa mano de la fe, levántate, porque ciertamente triunfarás. Imita aquellos que han logrado sobreponerse y han triunfado en la vida, haz oídos sordos a las voces internas y externas que te limitan, te menosprecian, te maldicen y te dicen que no lo conseguirás, porque estas fuera de sus consejos.
Despójate de todo peso que te estorba. Deja atrás el dolor, el resentimiento, el temor, la angustia, el pecado y proyéctate para la carrera que tienes por delante. Aún tienes mucho por qué luchar, que nadie te diga que no puedes, que no vales o que te detengas.
Aprende de Jesús. Él no vio otra cosa, sino que fijó su objetivo en el gozo que le esperaba, ese gozo no solo era la resurrección y el estar a la diestra de Dios el Padre, sino ese gozo eras tú, que a través del sacrificio de la cruz, con el tiempo vendrías al conocimiento del evangelio y a formar parte de la familia de Dios y Él está triste al verte derrotad@.
Aférrate a las promesas que Dios te ha dado, y que el gozo que tienes por delante, el gozo de alcanzar las promesas de Dios, sea lo que te dé fuerza en la batallas de la vida.
No importa si has fracasado, si te desilusionaron o si te han dado la espalda, ¡inténtalo nuevamente! y busca nuevas alternativas, nuevos proyectos, nuevas sendas, si las anteriores se han cerrado.
Elías al verse perseguido por Jezabel, huyó al desierto y deseó incluso la muerte y se escondió en una cueva. Pero Dios para reanimarlo le dijo, que no había terminado con él, todavía tenía trabajo que hacer para Dios y levantar un sucesor.
Corre la carrera, con ánimo, como victorioso, como lo que eres, «un testigo de Jesucristo”, hay una gran nube de testigos a tu alrededor, unos desearán desanimarte y esperar que caigas y no te levantes, otros, tenderte una mano y ayudarte a correr, pero tú tienes que seguir corriendo porque Dios todavía tiene trabajo para ti. Por otro lado Jesús nunca te dejará, las personas te podrán fallar, pero Jesús prometió estar contigo todos los días de tu vida, eso incluye, también, los días adversos.

Pr. José Gilabert – España

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