Es frecuente oír quejas acerca de determinados mensajes que son considerados excesivamene rigurosos, porque crean un clima poco agradable.
Abogan de esta forma por otra clase de predicaciones que sean más concicliadoras, menos drásticas y más contemporizadoras para crear climas más amables.
En otras palabras podría decirse que las opiniones sobre los mensajes claros, rotundos, contundentes son más de crítica que de valoración por su contenido.
Como podemos valorar si un mensaje ha sido duro?
Tal vez una forma pueda ser constrastarlos con otros, principalmente si han sido mensajes recogidos por la Palabra de Dios, como expresiones aptas para ser tenidas como ejemplares.
Esto recuerda una encuesta hecha sobre el preámbulo de la Constitución de un país, que algunos siglos después, fue considerada extremista ignorando los opinantes de qué texto se trataba.
Estamos enfrentados a elegir entre mensajes duros o menos rigurosos?
En tal caso, por qué nos planteamos este tipo de cuestiones? Será por qué no estamos dispuestos a escuchar palabras que no sean gratas a nuestra realidad personal?
Es imposible afirmar que un mensaje ha sido duro, si se estaba refiriendo a las cuestiones de Dios. Lo relativo al Reino siempre será radical, porque es la única forma de no ser contemplativos con la injusticia.
Si algunas palabras nos suenan ásperas, pensemos si no las estamos valorando desde nuestra perspectiva personal!
Juan 6:60
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
