EDUCAR

Una de las mayores responsabilidades que asumimos los padres es la de educar a nuestros hijos, sobre todo porque no estamos preparados para semejante tarea.

Todavía resulta más complicado para quienes somos creyentes, porque no podemos aplicar los supuestos métodos que adoptan quienes no lo son, por lo que debemos de avanzar por caminos diferentes.

Por mucho que nos cueste, es imposible eludir la gran tarea de formar a un niño, porque tampoco podemos trasladar esta altísima responsabilidad a sus maestros.

Entonces como educamos a nuestros hijos? Tal vez la primera respuesta que nos podamos dar, es que nada tiene más eficacia que nuestros comportamientos.

El ejemplo será para nuestros hijos el mayor elemento formativo, porque con su notable capacidad de observación advertirán rápidamente que vivimos según como hablamos.

Esa será nuestra base para formar a niños y niñas, en los principios bajo los cuales vivimos y bajo los cuales declaramos vivir y en esto debe haber una rigurosa armonía.

Nuestros hijos serán los hombres y mujeres del mañana y así como los formemos serán ellos formadores de sus hijos. No eludamos esta gran responsabilidad.

Pensemos que nuestros hechos serán los que refrenden ante los ojos de ellos, que nos llamamos hijos de Dios y nos comportamos cada día en esa condición.

Deuteronomio 4:9
Diego Acosta García

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