EL CANSANCIO

Hace muchos años un miembro del máximo Tribunal de Justicia de un país sudamericano, renunció por “cansancio moral” y su decisión provocó un auténtico terremoto en la sociedad.

Desde entonces la idea del cansancio nos acompaña con relación a la vida cotidiana y también con relación a la vida espiritual. El cansancio es podríamos decir una necesidad física saludable.

Cuando el cansancio afecta lo espiritual, deja de ser bueno y hasta saludable, para convertirse en un auténtico problema que tiene además muy difícil solución.

El cansancio espiritual la mayoría de las veces lo podemos detectar cuando asumimos responsabilidades o tareas, desde nuestras propias fuerzas, confiando en nuestro talento o en nuestra sabiduría.

Cuando obramos así sobreviene el desgaste tanto físico como mental, que paulatinamente se va convirtiendo en un desgaste que afecta nuestra relación con la Iglesia y con nuestros hermanos, y finalmente con Dios.

Como podemos evitar el cansancio espiritual? Esa es la gran pregunta y la respuesta es: simplemente aceptar que somos instrumentos del Señor y que sus propósitos se manifestarán en nuestras vidas.

Por tanto no debemos asumir nunca ninguna acción, sino tenemos la certeza de que estamos obrando dentro de la Voluntad Soberana del Creador y entonces y solamente entonces, habremos derrotado el cansancio espiritual.

Isaías 40:28
Diego Acosta García

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