EL FALSO PROFETA (1)

Con insistencia casi obsesiva se menciona constantemente al anticristo, que se ha convertido en uno de los personajes más demandado por la atracción que ejercer particularmente entre los medios de comunicación y la mayoría de las personas del mundo.

Incluso esta atención también la ha conseguido entre quienes nos llamamos hijos de Dios, que entramos frecuentemente en debates o consideraciones relacionadas con este personaje y nos preguntamos: ¿si ha nacido cuántos años puede llegar a tener?.

La atención que ponemos en el anticristo se puede justificar en las personas del mundo a quienes podríamos llamar incrédulos. Pero no se explica que los creyentes no mencionemos  a personaje que tendremos entre nosotros cuando aparezca el anticristo.

No solo que aparecerá junto con el anticristo, sino que será el personaje que se encargará de preparar el camino de quién se convertirá en el gran enemigo de nuestro Salvador cuando se cumplan los tiempos que nos ha Revelado el Señor Jesús.

Inequívocamente el inspirador de Juan para la redacción del Libro del Apocalipsis, anuncia en el Capítulo XIII que luego de la aparición de la primera bestia que es el anticristo, aparecerá la segunda bestia pero en este caso desde la tierra y no del mar.

Esta segunda bestia es el falso profeta, que hablará como un dragón y que ejercerá toda la autoridad de la primera y hará que los habitantes de la tierra adoren al anticristo, cuya supuesta herida mortal será sanada.

Este falso profeta será precedido a su vez por otros muchos falsos profetas que tendrán la misión de engañar a muchos. Nos podríamos preguntar: ¿Estos falsos profetas ya están obrando entre los hombres del mundo?

La respuesta es categórica: por supuesto que sí. No solo en este tiempo sino en los pasados, porque siempre hubo hombres que eran portadores de engaños y siempre hubo hombres que insensatamente los escucharon con terribles consecuencias para ellos.

Y nos podemos preguntar: ¿Acaso no es un falso profeta el que predica que un hombre o una mujer se puede divorciar de su esposa o de su esposo si alguno se enferma gravemente? ¿No es ésta una falsa profecía? Estamos advertidos! ¡Es tiempo de velar!

Diego Acosta García

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