EL MOLDE

Tal vez sin advertirlo tratamos de unificar los criterios con relación a las personas y también a sus modos de obrar, como si tratáramos de establecer un molde que fuera común a todos.

Este sistema de pensar y de obrar desde luego que tiene su buena intención, pero también tiene sus riesgos porque obrando sobre personas que no fuimos creadas iguales, en ningún caso.

El ser parecido a otro, no significa que seamos iguales porque el Creador nos hizo diferentes a todos, con lo que el principio de crear un molde no tiene un buen sustento.

Si no fuimos creados iguales, por qué pretendemos establecer un molde para todos? Creemos que es un intento de lograr que tengamos comportamientos que puedan parecerse a la unidad que se nos reclama.

Pero si analizamos tanto el molde como la unidad, advertiremos que espiritualmente también son incompatibles. La tan necesaria unidad se conseguirá por los objetivos comunes, en la mayoría de los casos.

Buscar la unidad a través de un molde que ajuste las maneras y las actitudes de los demás, difícilmente conseguirá otra cosa que poner en práctica intentos que en la vida de los países resultaron un gran fracaso.

Respetemos lo que el Eterno ha creado, sabiendo que no somos iguales y que las diferencias contribuyen a que desarrollemos no solo la paciencia y la tolerancia, sino también el Amor y la Misericordia.

Efesios 2:10
Diego Acosta García

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